miércoles, 6 de enero de 2016

Nuestra única alternativa

 En septiembre pasado, mi esposo fue invitado a dar una charla al centro espiritual Unity en Boston. Los asistentes eran afro-americanos en su mayoría y tan solo un par de meses antes había ocurrido la masacre en la Iglesia Metodista afroamericana en Carolina del Sur. Un hombre blanco de 21 años que asistía a la reunión de estudios bíblicos realizada en en ese lugar, disparó indiscriminadamente contra los congregantes, bajo una consigna de exaltación de la supremacía blanca. Nueve personas murieron.  Días despues, el mundo quedó sorprendido cuando en una audiencia, sobrevivientes y familiares de las víctimas expresaron su perdón al homicida. En los días siguientes, el hijo de otra de las víctimas, un chico de unos 19 años, se dirigió a los medios declarando también públicamente su perdón. Uno de los periodistas presentes en la rueda de prensa, preguntó al joven porqué lo hacía tan rápido; este sin ningún titubeo y con una serenidad que rayaba con la alegría, dio tres razones: “Primero, porque si pensaba en aquel hombre todos los días como el asesino de mi madre me enloquecería; tenía que verlo de otra manera. Segundo, porque Dios sabe que todos podemos cambiar nuestra vida en el momento en que lo decidamos y tercero, porque recordé lo que había pasado en Ferguson, cuando un policía asesinó a un joven desarmado y la ciudad quedó destruida por motines. Yo no quise eso para la mía pues sé que mucha más gente habría resultado herida.” Mi esposo se refirió a todo esto en su charla resaltando la idea de como el perdón se había convertido en la única opción de las víctimas, “el dolor llega a ser tan intenso que este se convierte en su única alternativa.”

Esta historia, por supuesto, es un ejemplo extremo. Pero sin tener que esperar a que en nuestra vida pasen o no pasen sucesos tan catastróficos, podríamos aprender a ver lo mismo: el perdón como nuestra única alternativa, porque en realidad lo es. Alternativa a que? A nuestra propia liberación mental. Que bueno sería bajar nuestra tolerancia al dolor. De hecho que bueno sería tener una tolerancia cero con lo que nos consume, con los pensamientos que nos roban la paz. Alguién podría pensar que es fácil caminar por una puerta cuando cuando esta es la única salida, pero no cuando hay dos. Pero qué pensarías si una te envíara a la libertad y otra te envíara a un oscuro calabozo?. El perdón en todos los casos te liberará. Todo lo demás, incluso un leve resentimiento te llevará por la puerta que conduce al calabozo.

Lo que sucedió ayer ya pasó. Lo que revives hoy en tu mente es tu responsabilidad. Cierra la puerta que conduce a la oscuridad en tu vida, tu verdadera alternativa es el perdón.